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Cruelty free, vegano, bio, natural… En los últimos años el mundo de la cosmética se ha enfrentado a un cambio de demanda en los consumidores. Éstos cada vez demandan nuevos compromisos por parte de las empresas con el medioambiente y con los animales. La industria cosmética, entre muchas otras, ha testado en animales sus productos desde sus inicios, práctica que cada vez provoca más rechazo de una población sensibilizada con el bienestar animal.
Muchos pensarán que es moda, tendencia, pero esto es solo el inicio de un cambio que, esperamos, que cada vez se extienda a más sectores. Pero es que además de hacer un favor al mundo, la cosmética vegana tiene ciertos beneficios que te interesa saber a la hora de decidirte por un producto u otro. Vamos a ello:
Al estar elaborados con ingredientes naturales en su mayoría, son ideales para todo tipo de pieles, a menos que el médico lo contraindique a causa de una alergia identificada. Las pieles sensibles e intolerantes deberían apostar por este tipo de productos ya que son menos agresivos. No irrita la piel, evita la formación de manchas rojas, refresca y tonifica.
Apostando por productos cruelty free estarás ayudando y apoyando a que se elimine el testeo en animales y el uso de productos de origen animal en el desarrollo de cosméticos. Este tipo de cosmética nos demuestra que la fuerza de la gente puede empujar a las empresas a hacer cambios reales y, en definitiva, hacer de este mundo un lugar un poco mejor.
Muchas de las marcas veganas utilizan materiales reciclados y de economía colaborativa, que fomentan la concienciación del cuidado del medio ambiente. Al no estar testados en animales, no se genera la contaminación y polución que produce probar productos químicos agresivos.
Los ingredientes vegetales y minerales que contiene la cosmética vegana suelen aportar beneficios más profundos y rápidos para tu piel. Gracias al poder activo que poseen estos ingredientes, este tipo de cosmética hace más sencillo, por ejemplo, eliminar líneas de expresión del rostro. Es común encontrar ingredientes como el aceite de jojoba o el de rosa mosqueta, que poseen propiedades antioxidantes que contribuyen a la regeneración de la piel, y aportando hidratación tanto por fuera como por dentro.
A veces asociamos palabras como “natural”, “bio”, o “vegano” a precios elevados, sobre todo en cuanto a moda y alimentación. En cosmética esto no suele ocurrir, ya que los productos veganos de alta calidad suelen ser muchísimo más económicos que las marcas de lujo.
Así que ya sabéis, el ser humano puede saciar sus necesidades sin perjudicar ni animales ni al planeta, y además salir ganando. En Lola hemos apostado por estos valores desde el principio para daros la cosmética que os merecéis 💖
¡Besitos!
noviembre 20, 2018 1 Comentario
Seguro que te fijas en la calidad y los ingredientes de lo que comes, y la calidad y los ingredientes de los productos que te pones en la piel e incluso en el pelo. Pero es posible que se te olvide que tus uñas y no tengas en cuenta que el esmalte que utilizas también lo absorbe tu cuerpo y puede tener efectos en tu salud.
Al principio de los tiempos, las mujeres se pintaban las uñas con productos naturales como la Hena, pero con la industrialización, se empezaron a incorporar los químicos y prácticamente se introdujeron los mismos compuestos que en las pinturas de coche. Entre estos químicos se han identificado algunos que pueden ser muy nocivos para la salud y en LOLA Barcelona tenemos un firme compromiso por que tus uñas además de bonitas estén protegidas.
Así que hemos hecho un esfuerzo de formulación y hemos conseguido crear unos esmaltes de máxima calidad que entran en la exclusiva categoría de 8 free, porque eliminan ocho de los compuestos más nocivos que suelen llevar las lacas: acetona, alcanfor, ftalatos, formaldehido, resina de formaldehido, silicona, tolueno y xileno.
Probablemente, si no eres química, estos nombres no te digan nada, así que te vamos a dar cuatro pinceladas de cada una de ellas para que a partir de ahora te puedas fijar en las etiquetas de otros esmaltes que tengas por casa.
Acetona
En cantidades muy pequeñas, el hígado procesa la acetona y no es perjudicial, pero con un uso continuado puede producir irritaciones de nariz, garganta, pulmones y ojos. En cantidades más grandes puede llegar a dar incluso dolores de cabeza, mareos, náuseas y vómitos, además de que interferir en el ciclo menstrual de la mujer.
Alcanfor sintético
El alcanfor se absorbe rápidamente por la piel y da un efecto frío similar al mentol, pero también puede producir irritación en los ojos y en el sistema respiratorio si se inhala.
Dibutilo ftalato
Los ftalatos se suelen incluir en los esmaltes de uñas para dar una textura plastificada, pero su toxicidad se ha probado a través de varios estudios y se está eliminando de cualquier producto que tenga contacto con el cuerpo. Es un disruptor endocrino que también puede llegar a provocar dolor de cabeza, náuseas, vómitos, diarrea, etc.
Formaldehído
La Organización Mundial de la Salud y la Unión Europea clasifican este compuesto, que se ha utilizado durante años en la cosmética, como cancerígeno.
Resina de formaldehído
Es un derivado del anterior que también se utiliza en endurecedores de uñas pero, ante el peligro que supone para la salud, seguro que preferimos tener las uñas delicadas que tener este químico en el cuerpo.
Silicona
El cuerpo no tiene la capacidad de absorber las siliconas pero tapona los poros y no les permite respirar ni transpirar. Se pueden dar reacciones alérgicas como picores o quemazón.
Tolueno
Se ha usado siempre como disolvente pero irrita los ojos, la garganta y los pulmones. Puede causar fatiga, dolor de cabeza y náuseas. Si el tolueno está contaminado con benceno, entonces se considera cancerígeno.
Xileno
Es una fragancia sintética que muchas veces ni aparece en la etiqueta, porque solo pone ‘perfume’ pero puede causar reacciones alérgicas.
El problema de estos compuestos no es que una vez te pongas laca y te vayan a provocar una reacción. Sin embargo, piensa en todos los años que llevas poniéndote esmalte de uñas y más si es de forma habitual. Todo eso se junta con tóxicos que hay en cremas, champús y maquillajes que usamos diariamente durante décadas y el efecto acumulación puede ser perjudicial para nuestra salud.